Adoración en el poder del Espíritu Santo

Adoración en el poder del  Espíritu Santo.

Juan 3: 34 dice: “el enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su Espíritu sin restricción”

Dios nos ha dado el Ministerio (algo que nace en el corazón del Padre, y nos da por medio el hijo en el poder del Espíritu) de adorarle en Espíritu y en Verdad. Y quiere darnos su Espíritu Santo en medida rebosante.  Es en el poder del Espíritu Santo que Cristo es exaltado, porque la adoración a diferencia del ministerio nace por el Espíritu Santo en nosotros, sube a través del hijo y llega al Padre.

 Vivimos en un reino de cosas invisibles, gobernado por un Dios invisible a quien el hijo nos ha revelado. El que viene del cielo está por encima de todo y da testimonio de lo que ha visto y oído, solo él conoce toda la naturaleza del Padre y quiere revelarse por medio del Espíritu Santo.

Juan 4:24 dice que Dios es Espíritu y los que le adoran deben adorarlo en el espíritu.

 Cuando adoramos a Dios debemos adorarlo como Espíritu, y en el espíritu.

Como Espíritu:

·         Por sus cualidades invisibles (Col. 1:15; 1ª Timoteo 1:17)

·         Aunque se ha manifestado en formas físicas (como el pueblo de Israel en la nube y en el fuego, la gloria visible de Dios) la adoración se centra en el Espíritu

·         Dios reprendió al pueblo de Israel, y a las otras naciones cuando trataron de compáralo con algo visible (Isaías 46:5)

·         Pablo reprendió a los filósofos panteístas  que afirmaban que Dios estaba en todas las cosas.

·         Adoremos a Dios por sus cualidades invisibles que nos han sido reveladas por medio del Hijo, en el poder del Espíritu Santo (romanos 1:20), ese es nuestro ministerio.

 En el Espíritu

Cuando expresa en Juan 4: 24 que los adoradores deben adorar en espíritu, el vocablo original  no se refiere al Espíritu Santo, se refiere más bien al espíritu humano. Adorar a Dios es un asunto interno, es un asunto de la condición del corazón (Salmo 103: 1).

5 aspectos necesarios para adorarle en el espíritu:

1.       Estar espiritualmente Vivos (1ª Corintios 2: 14). Somos personas que hemos nacido de nuevo; el reconocer la salvación con gratitud es una señal de que estamos vivos espiritualmente, esto nos guía a adorar (Salmo 80:18)

2.       Centrar nuestro corazón en Dios. La iglesia se ha vuelto hueca en su forma de adorar porque el corazón no está centrado en la palabra. Debemos sembrar estas verdades en nuestra vida (Salmo 16:8, Josué 1: 8). Meditar en su palabra, las meditaciones orientales se enfocan en vaciar la mente, la meditación bíblica se enfoca en llenar la mente de Dios. Meditemos en su palabra tratando de entender y descubrir las cualidades de Dios.

3.       Corazones íntegros. Dios pide integridad, rectitud y principios en nuestra vida. Salmo 66:18. Jesús enseño un requisito para adorar en Mateo 5: 23-24. Nunca nos justifiquemos delante de Dios, Jesús reprendió a los fariseos por cometer estas conductas (Lucas 16:15) si vamos a adorar en el espíritu, constantemente tenemos que lidiar con el pecado dentro de nosotros.

4.       Controlados por el Espíritu. Filipenses 3:3 dice que los verdaderos adoradores adoran en el espíritu. Efesios 5: 18 nos dice que debemos llenarnos del Espíritu. ¿sabes que nos impide adorar bajo el control del Espíritu Santo?, en una solo palabra, EL EGO. Una persona centrada en si misma nunca podrá adorar en el espíritu, porque la adoración es Cristo céntrica. Demasiado preocupados por nosotros, por  nuestra voz, por nuestro instrumento. LA CLAVE PARA CONSERVAR PURA NUESTRA ADORACIÓN ES MANTENER NUESTRO EGO AFUERA. ¿Cómo?, rindiendo todo a los pies de Cristo constantemente.

5.       Beber del Espíritu. Todos los días, beber el agua de vida que Cristo nos ofrece en Juan 4: 10 y 13, 14).

Solamente bebiendo de este manantial interior y vivo, tendremos que ofrecer a la iglesia. No podemos ofrecer a la iglesia alimento o agua contaminada con pecado, o con egos grandes.

Solo a través de la palabra de Dios podemos reconocer la verdadera naturaleza invisible y espiritual de Dios. Solo en el reconocimiento diario de que hemos sido salvados podemos agradecer y nuestro corazón volverá al lugar secreto de alabanza y gozo.

Hemos sido enviados por Dios, y él quiere darnos en su medida soberana el Espíritu Santo sin restricción.